lunes, 8 de abril de 2013

¿Sal o no sal? Esa es la cuestión...

La sal siempre ha sido una de las piedras angulares de la gastronomía en el mundo. Por mucho tiempo ha sido un ingrediente básico en muchísimas recetas de un sinnúmero de tipos y estilos de comida. En la antiguedad no solo se utilizaba para sazonar la comida, si no que también era una de las maneras principales de preservar comida.


La sal para el consumo humano es producida en diferentes presentaciones: Sal sin refinar (como la sal de mar), sal refinada (la sal de mesa) o la sal yodatada. La sal es un sólido cristalino, blanco, rosa pálido o de color gris muy claro. Normalmente se obtiene del mar o de depósitos minerales.

Ya que la sal es un mineral importante para el cuerpo humano ha sido considerada básica en el desarrollo de la historia humana, sin embargo, el consumo de esta se ha incrementado en tiempos modernos y por ello la ciencia ha descubierto que consumirla en exceso tiene importantes riesgos para la salud como el incremento de la presión, entre otros.

Por lo mismo, en el D.F. comenzó el retiro de saleros de los restaurantes del área metropolitana. Esto con el motivo de disminuír las enfermedades que son propiciadas por el consumo de sal en exceso. Esta medida es voluntaria y no implica ningún tipo de sanción a los establecimientos que no lo hagan. La cuestión aquí es que la sal también es parte básica en cualquier cocina. ¿Estarán los restaurantes dispuestos a sacrificar sazón o sacrificar la libertad del cliente de acentuar el sabor de la comida mediante el gusto personal? En si la medida no es mala, sin embargo; se intenta regular algo inrregulable: La libertad de decidir.